Puan (Argentina-Italia-Brasil-Francia-Alemania/2023). Dirección: María Alché y Benjamín Naishtat. Elenco: Marcelo Subiotto, Leonargo Sbaraglia, María Bestelli, Cristina Banegas, Alejandra Flechner, Julieta Zylberberg. Guión: María Alché y Benjamín Naishtat. Fotografía: Helene Louvart. Edición: Livia Serpa. Música: Santiago Dolan. Distribuidora: Digcine. Duración: 107 minutos. Salas:
Por Hernán Cortés
Eduardo Caselli, titular de cátedra de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, muere inesperadamente mientras practicaba running. El candidato natural para sucederlo es Marcelo Peña (Marcelo Subiotto), un antiguo discípulo suyo que como docente ha tomado vuelo propio, pero la reaparición de Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), un prestigioso y carismático investigador que ha hecho carrera en Europa, resulta una amenaza para que Marcelo ocupe ese lugar.
Tal es el punto de partida de Puan, primera película en conjunto de María Alché y Benjamín Naishat, que viene de pasar por el Festival de San Sebastián y que de algún modo fusiona intereses y búsquedas que estos dos realizadores vienen transitando por su lado. Además de filmar y actuar, Alché sin dudas conoce los recovecos de Puan (como se le llama a la sede de Filosofía y Letras) dado que es alumna allí (de hecho, participa en el documental Las facultades, de Eloísa Solaas), como seguramente también disputas y miserias que suelen darse en el mundo académico. Por su parte, desde sus ficciones, Naishtat es un cineasta preocupado por la realidad política y social argentina, ya sea hacia el pasado -inquietudes que aborda en El movimiento (2015) y Rojo (2018)- pero también en la actualidad. En este sentido, su debut Historia del miedo (2014) retrataba un sector social en estado permanente de paranoia y violencia, casi como la olla a presión que se volvió el país en los últimos tiempos, vaivenes a los que el sistema educativo no es ajeno.
Hay en Puan una mirada crítica a las bambalinas de los claustros universitarios, pero la película está lejos de las zancadillas y los ardides de, por ejemplo, El estudiante de Santiago Mitre. Aquí se maneja un tono de comedia y el foco está puesto en un querible antihéroe como Marcelo (notable Subiotto en ese rol), que transita la docencia, como muchos, entre la vocación y la precariedad. Si bien el McGuffin de la película es ese cargo al que aspira más por una deuda con su mentor que por propio deseo (de hecho, la competencia con Rafael es más bien tenue), el interés de Alché y Naishtat parece estar puesto en mostrar cómo sobrevive más de un profesor en este país. Además enseñar en la facultad, donde no siempre pagan a tiempo, Marcelo -que está casado con una abogada sindicalista y tiene un hijo adolescente- debe completar sus ingresos llevando la filosofía a espacios tan diversos como un barrio humilde o una mansión señorial. Es en esos escenarios hay un par de escenas que son muy ingeniosas.
Generosa en cuanto a elenco (hay papeles secundarios de Cristina Banegas, Alejandra Flechner, Julieta Zylberberg, María Bestelli y cameos de Andrea Frigerio, Héctor Bidonde... ¡y hasta de Lali Espósito!), Puan también disemina en su trama escenas que bien pueden transcurrir en una clase teórica, con citas a Hobbes y Heidegger, entre otros autores. Sobre el final hay una secuencia donde los cañones apuntan al recorte presupuestario en educación, pero resulta un tanto plantada y resuelta a los apuradas. Sería una mínima observación para hacerle a esta primera alianza entre estos dos talentosos directores, que esperemos no sea la última.
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