A little love package (Argentina-Austria/2022). Dirección: Gastón Solnicki. Elenco: Angeliki Papoulia, Carmen Chaplin, Mario Bellatín, Han-Gyeol Lie, Nikolaus Weidinger, Ernst Skarpil, Daniel Margulies. Guión: Gastón Solnicki. Fotografía: Rui Poças. Edición: Alan Martín Segal. Sonido: Jason Candler, Manuel de Andres. Distribuidora: Independiente. Duración: 81 minutos. Salas: Malba (sábados de marzo a las 18 hs).
Por Hernán Cortés
Construida en base a pequeñas viñetas cuya línea rectora parece ser la indecisión de una mujer para mudarse, cuesta encontrarle a A little love package un arco dramático definido, tradicional, lo cual puede resultar una experiencia compleja para quienes se acerquen a ella. Tal vez algún espectador se tope con una pared similar a la que Carmen (Carmen Chaplin, nieta de Charles) se enfrenta cada vez que acompaña a su amiga Angeliki (la griega Angeliki Papoulia) a ver departamentos en Viena. A cada lugar que visitan, Angeliki le encuentra un pero: que es ruidoso, que no le gustan los pisos, que está cerca de un restaurante. Decoradora de interiores, Carmen está a punto de perder la paciencia.
Sin embargo, una vez que se asimila que estaremos lejos de una narración lineal, la quinta película de Gastón Solnicki (ganador del premio al Mejor Director en el último Bafici) ofrece algunos valiosos matices. Por ejemplo, el protagonismo casi excluyente de la capital de Austria. La bella arquitectura de su centro histórico, con sus edificios, sus cafés, sus museos, es recorrida por Carmen y Angeliki y puede apreciarse en toda su dimensión gracias al notable trabajo de fotografía del portugués Rui Pocas.
El film se desarrolla en 2019 mientras se declara una norma que prohíbe fumar en los bares, algo que de algún modo anticipa las restricciones que se vivirán después con la pandemia del Covid-19. Orbitan en torno a las dos amigas una serie de personajes secundarios (un zapatero, un empleado de una quesería, una profesora de piano) que, sumados a una voz en off (a cargo del escritor mexicano Mario Bellatín) que funciona como suerte de notas al pie, permitirán conocer un poco -solo un poco- más sobre ellas.
Para el último acto, Solinicki traslada la acción a Andalucía y Carmen toma vuelo propio, para luego volver al punto de partida, a una Viena a la que esta ley antitabaco parece haber sumido en la desazón. La película registra este fin de una era -como allí se insinúa- con mucha delicadeza, con una respetuosa distancia hacia sus personajes, como preparando el terreno de lo que vendrá.
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