Ruido (México-Argentina/2022). Dirección: Natalia Beristain. Elenco: Julieta Egurrola, Teresa Ruiz, Arturo Beristain, Adrián Vázquez, Nicolasa Ortiz Monasterio, Mónica del Carmen. Guión: Natalia Beristain, Diego Enrique Osorno, Alo Valenzuela Escobedo. Fotografía: Dariela Ludlow. Edición: Miguel Schverdfinger. Sonido: Guido Berelblum. Distribuidora: Cinetrén. Duración: 104 minutos. Salas: Cine Gaumont (12.15, 16.30 y 20.30 hs.), Cinemark Palermo (15 y 20 hs.), Hoyts Unicenter, Abasto, Quilmes, Rosario, Showcase Rosario, Córdoba, Haedo, Norte, Belgrano, Cinépolis Recoleta y Avellaneda.
Por Hernán Cortés
Según los créditos finales de Ruido, desde que en México comenzó la denominada guerra contra el narcotráfico -impulsada por el entonces presidente Felipe Calderón en 2006- se encuentran hasta el momento unas 90 mil personas desaparecidas. En su tercera película, Natalia Beristain toma como referencia un caso particular para retratar, en clave de ficción, una lucha colectiva: la de los familiares que unen fuerzas para encontrar a sus seres queridos ante la inacción -y la responsabilidad- del Estado.
Hace nueve meses que Julia (Julieta Egurrola) busca a su hija Gertrudis, una joven de 24 años que se fue de vacaciones con amigas y nunca regresó. La acompaña su marido Arturo (Arturo Beristain), pero su presencia en cámara es apenas testimonial. A quien vemos desvelarse, reclamar ante la fiscalía, recorrer los entramados de la burocracia judicial, sobornar a funcionarios en busca de una pista, asistir a un grupo de autoayuda, es a Julia. Porque Ruido es, ante todo, una película sobre ellas. Sobre la solidaridad femenina para que la causa de una sea la de todas. Y el "ruido" del título es el que retumba en la cabeza de Julia en su desesperación, pero también el de miles de mujeres que se manifiestan contra la violencia en el México actual.
En el derrotero por encontrar a su hija, Julia conoce a Abril (Teresa Ruiz), una periodista que investiga sobre mujeres desaparecidas y que no tarda en involucrarse en su caso. Juntas se trasladan al pueblo donde vacacionaba Gertrudis y allí recorrerán comisarías, prostíbulos, albergues y hasta fosas, ya que la premisa es que la muchacha aparezca, viva o muerta. Pero cada paso que den Julia y Abril las irá sumergiendo en terrenos en los que el Estado y las leyes hacen la vista gorda, y de tanto husmear correrán el riesgo de convertise ellas mismas en víctimas.
Distinguida con el Premio a la Cooperación Española en el último Festival de San Sebastián, Ruido avanza a ritmo de road movie acompañando a esa pareja unida por las circunstancias y dispuesta a no bajar los brazos, pero Beristain también apela a sintonizar con el contexto, para lo cual fueron fundamentales los aportes del periodista Diego Osorno en el guión. Por ejemplo, cuando entran en escena integrantes verdaderos de Voz y Dignidad por los Nuestros, un colectivo de 300 familias que buscan a los suyos. O cuando Julia, alguien que quizás no se autoperciba feminista, se deja arrastrar por las movilizaciones de chicas mucho más jóvenes en el centro de la Ciudad de México. Tal vez el final peque de cierto lirismo y resulte un tanto forzado, pero eso no empaña en absoluto los méritos de esta sentida y honesta película.
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