miércoles, 28 de septiembre de 2022

 Argentina, 1985 (Argentina-Estados Unidos/2022). Dirección: Santiago Mitre. Elenco: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Alejandra Flechner, Santiago Armas Estevarena, Gina Mastronicola, Norman Briski, Héctor Díaz, Claudio Da Passano, Carlos Portaluppi, Alejo García Pintos, Walter Jakob y Laura Paredes. Guión: Santiago Mitre, Mariano Llinás. Fotografía: Javier Juliá. Edición: Andrés P. Estrada. Música Pedro Osuna. Distribuidora: Digcine. Duración: 140 minutos. Salas: 223.

Por Hernán Cortés

Dijo en alguna oportunidad el escritor Ítalo Calvino que cuando uno lee por primera vez un clásico en realidad lo está releyendo, por todo el conocimiento previo que se tiene sobre esa obra aún sin haberse aproximado a ella. El tiempo dirá si Argentina, 1985 tiene destino de clásico, pero el runrún generado en torno a su estreno la convirtieron sin dudas en el acontecimiento cinematográfico local del año. Las distinciones internacionales (la nominación al Oscar, el premio del público en San Sebastián), el recorte de salas de exhibición -que tampoco fueron tantas- por el acuerdo con Amazon Prime y su inevitable conexión con el presente de nuestro país (el cuestionamiento hacia la Justicia, el reverdecer de la derecha) hacen que la película se vea casi "de postre". Así y todo, valen la pena algunas consideraciones:

 


1. Retomando el término, y con excepción de esa suerte de desvío que fue Pequeña flor (estrenada también este año), Santiago Mitre es un narrador clásico. Desde aquel debut con los recursos justos que fue El estudiante y más tarde con La patota y La cordillera, siempre con la colaboración de Mariano Llinás en los guiones, Mitre se consolidó como un director ambicioso, a medio camino entre la industria y el cine de autor, interesado en historias que husmean detrás de los cortinados de la política. Argentina, 1985 es un paso adelante en esa dirección.

2. El contexto de Argentina, 1985 es conocido. Tras la vuelta de la democracia, los tribunales militares se abstienen de juzgar a la Juntas procesistas y el caso pasa a la Justicia civil. Con un gobierno alfonsinista que impulsa una condena mesurada, ya que los militares aún estaban respirándole en la nuca, emerge la figura de Julio Strassera, un fiscal hasta ese momento anodino, a quien la causa le "cae" sin que pueda negarse. Un hombre ordinario frente una circunstancia extraordinaria, al que Ricardo Darín encarna con su habitual solidez, al igual que aquel presidente gris de La cordillera o ese retraido funcionario judicial de El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella. Con Darín, cuando lo vemos en aquellas cavilaciones iniciales con su familia, con esa gestualidad que ya le conocemos, el camino del héroe va como por un tubo.

3. Pero Strassera no estuvo solo en esa quijotada. Lo acompañó un joven Luis Moreno Ocampo como fiscal adjunto (Peter Lanzani), a su vez secundado por un equipo de nóveles procuradores que, casi sin experiencia pero con mucho empuje, lograron la hazaña de encarcelar a Videla, Massera y compañía. Y hubo además una familia. Es a través de estas contrafiguras donde el protagonista encuentra momentos de distensión. Los diálogos con Moreno Ocampo (asumida oveja negra de una familia de estirpe militar), con su mujer (Alejandra Flechner), con su hijo menor (Santiago Armas Estevarena, una verdadera revelación), con su amigo el Ruso (Norman Briski) y con el comprometido dramaturgo Carlos Somigliana (Claudio Da Passano) son un bálsamo donde Strassera, sometido a múltiples presiones y amenazas, puede alivianar su carga.

4. Pese a la densidad general de la trama y de algunos pasajes particularmente impactantes (es conmovedor el testimonio de Adriana Calvo, secuestrada durante la dictadura y luego liberada junto a su hija recién nacida, que recrea brillantemente Laura Paredes), Mitre se permite salpicar a la película con algunas pinceladas de humor. Allí se destacan las interacciones de Strassera con su avispadísimo hijo Javier, o escenas como la de las entrevistas a los jóvenes procuradores. Incluso una amenaza telefónica que el fiscal intenta ocultar a su familia pero que ésta ya da por sentada. Son bienvenidas estas risas que asoman cada tanto.

5. La mirada de Mitre sobre el papel del gobierno alfonsinista durante el juicio no es precisamente celebratoria. La película mecha algunos materiales de archivo, y es allí donde se ve al verdadero Antonio Tróccoli (ex ministro del Interior) envuelto en ambigüedades: en una emisión televisida de la CONADEP condena al accionar militar, pero también repudia a "la subversión". "¡Qué hijo de puta, parece un comunicado de la dictadura!", dice Strassera en boca de Darín. También es interesante el rol de un personaje llamado Bruzzo (que, dicen, está basado en alguien real), suerte de operador dentro de la Justicia y nexo de ésta con el Poder Ejecutivo. El mensaje es claro: se apoya la condena pero hay que levantar el pie del acelerador, ya que un encarcelamiento masivo ocasionaría un nuevo golpe. El propio Alfonsín también es una presencia difusa: Mitre opta por no hacerlo aparecer frente a cámara, aunque su inconfundible voz se cuela durante un encuentro con Strassera. Hay una coda con el fiscal, no conforme con la sentencia, redactando una apelación. Después vendrán la Obediencia Debida y el Punto Final, pero esos son temas para otra película

6. En Argentina, 1985 se escucha bastante el calificativo "facho", aplicado tanto para los acusados como para cierto sector de la sociedad civil que no está convencida del juicio. Sin ir más lejos, Strassera recluta a su joven equipo casi por descarte, ante la negativa de otros funcionarios a colaborar. En una pirueta temporal, la película cae en esta convulsionada "Argentina, 2022", sin las botas acechando pero con manifiestos intentos de desestabilización, y no pueden sino trazarse algunos vasos comunicantes. Mitre dijo en declaraciones recientes que aspira a que la película llegue a quienes no vivieron esa época. Que sea una oportunidad para indagar en uno de los hechos más importantes del ejercicio de la democracia en este país. Ojalá que, en tiempos donde la rebeldía juvenil parece virar a la derecha, la prédica del director no caiga en saco roto.

 

       

1 comentarios :