Por Hernán Cortés
Tavo (Nahuel Viale, en otro papel instrospectivo) trabaja en el mantenimiento y la limpieza de las piletas de un country en el Gran Buenos Aires. Vive humildemente junto a su mujer embarazada (María Soldi) y mantiene una tirante relación con su suegro (Claudio Da Passano), que está cargo de una agencia de seguridad que custodia el barrio. Esta rutina sin demasiadas estridencias se verá alterada cuando Tavo comience a recibir presiones de un "pesado" de la zona y quede involucrado en una serie de robos.
Luego de tres documentales (Parador Retiro, 2018; Grisel, 2012; y Los pibes, 2015), Leandro Colás debuta en la ficción adaptando la novela homónima de Félix Bruzzone (además de escritor, de profesión piletero). La trasposición a la pantalla grande gana en la generación de climas, donde se retrata un microuniverso plagado de tensiones (familiares, sociales) siempre a punto de estallar y con el Conurbano como territorio fértil para el "vale todo".
Los problemas surgen cuando algunas escenas que requieren acción específica (un apriete, por ejemplo) no son tan logradas, lo mismo que algunos desniveles interpretativos, quizás demasiado apegados a la literalidad de algunos diálogos. No obstante, se trata de un aceptable primer paso en el género para un director a seguir.
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