Apuesta maestra (Estados Unidos/2017). Dirección: Aaron Sorkin. Elenco: Jessica Chastain, Idris Elba, Kevin Costner, Michael Cera, Samantha Isler, Chris O'Dowd, Graham Greene, Jeremy Strong. Guión: Aaron Sorkin (basado en las memorias de Molly Bloom). Fotografía: Charlotte Bruus Christensen. Edición: Alan Baumgarten, Elliot Graham, Josh Schaeffer. Música: Daniel Pemberton. Distribuidora: Diamond. Duración: 141 minutos. Salas: .
Por Hernán Cortés
La premisa debería aplicarse a cuaquier película que se precie, pero en particular las que tienen a Aaron Sorkin como guionista exigen plena concentración desde el primer fotograma. Films como La red social (2010) y Steve Jobs (2015) desplegaban una ametralladora de información que, a fuerza de estética de videoclip, esgrima verbal y veloces saltos temporales, no daban lugar a la distracción ocasional. En Apuesta maestra, su debut detrás de cámara, las armas de Sorkin serán las mismas.
En un nuevo intento por recrear a personas hechas a sí mismas, Sorkin narra auge, esplendor y caída de Molly Bloom (sí, como la mujer del protagonista del Ulises de James Joyce), una ex promesa del deporte devenida en cabecilla de una red ilegal póker vinculada a la mafia rusa. Investigada por el FBI y a punto de ser llevada a juicio, Molly (Jessica Chastain) contrata los servicios de un prestigioso abogado (Idris Elba) y será su relato la oportunidad de ir desentrañando una vida llena de vértigo y autoexigencia.
Una voz en off (el sustrato de la película es el libro de memorias de la verdadera Bloom) tratará de ordenar los acontecimientos: desde que una lesión alejó a Molly de la práctica del esquí (siempre con su exigente padre respirándole en la nuca, interpretado por Kevin Costner), pasando sus inicios en el universo del póker (asistiendo a un productor de Hollywood que organizaba partidas como un pasatiempo), hasta captar a una elite de jugadores que mueve millones de dólares y montar un verdadero emporio de las apuestas clandestinas.
Hábil narrador, Sorkin apela al flashback y a diálogos que se suceden cual partido de ping pong, recursos avalados por un eficaz equipo técnico (en especial, el trío de montajistas). Puede que quienes no estén familiarizados con el póker se queden afuera de algunos detalles, pero no muchos. Son, en definitiva, regodeos menores de un director que ha hecho de ellos una marca de fábrica.
Pero es Chastain quien potencia esas virtudes, cuya interpretación de esta mujer ambiciosa y cerebral -una "dama de hierro" en un ámbito tradicionalmemte masculino- le valió el premio a la mejor actriz en los recientes Globos de Oro (Sorkin, por su parte, obtuvo el de Mejor Guión), acompañada por un elenco altura como ese pragmático abogado legista que encarna Elba. Las cartas para repetir en los inminentes Oscar están echadas.
lunes, 22 de enero de 2018
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