Por Hernán Cortés
Mariano González escribió, dirigió y protagonizó (además de colaborar con el sonido y la edición) esta breve (65 minutos) y dura película que llega a las salas comerciales tras un elogiado paso por el Festival de Mar del Plata el año pasado, donde obtuvo el Premio FIPRESCI. Austero tanto en su puesta como en su narrativa, el film plantea los temores y las dudas de un padre inestable -económica y emocionalmente- ante el reencuentro con su pequeño hijo.
Gónzalez interpreta a César, un cuarentón que trabaja y vive en una fábrica de globos. Se advierte un pasado oscuro tanto en él como en sus compañeros, que conforman una suerte de comunidad terapeútica en el lugar. La módica rutina de César se altera cuando su ex-suegro lo obliga a hacerse cargo de su hijo (Alfonso Gonzalez Lesca, hijo verdadero del actor y director), a quien hace mucho que no ve y cuya madre falleció en un incendio. La actitud de César hacia el chico es fría y distante, y la posibilidad de entregarlo en adopción está a la vuelta de la esquina. Claro que, de todos modos, la decisión no será fácil.
El mérito de la película es nunca dar nada por sentado. González dosifica inteligentemente la información, lo que permitirá al espectador ir de a poco asimilando los matices de una trama cuya crudeza y minimalismo suburbano (más el aporte del siempre sólido DF Fernando Lockett) recuerdan por momentos a Mauro (Hernán Rosselli). Intrigante y misteriosa: así es Los globos, una bienvenida rareza en la cartelera local.
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