Por Hernán Cortés
Con 65 años de edad y casi la mitad como supervisora en una fabrica de reactores electricos en San Pablo, Rosalía (Magali Biff) siente que le quitan el suelo cuando la despiden de su trabajo. No tanto quizás por una cuestión económica, sino porque resulta una señal inequívoca de que comienza oficialmente el tramo final de su vida. Los dos caminos posibles parecen ser entregarse a una depresión o transformar este hecho desafortunado en una ocasión para capitalizar una existencia sin rutinas ni labores.
Esta dicotomía es la idea central del debut de la brasileña Caroline Leone, coproducción entre aquel país y el nuestro, que obtuvo el premio de FIPRESCI en el último Festival de Rotterdam. En su nueva condición de desocupada, Rosalía no se permite disfrutar de nada, ni siquiera de una propuesta de su hermano Zé (Cacá Amaral) para que lo acompañe a Buenos Aires en un viaje de trabajo (le tiene que llevar un auto a la hija de su jefe). Finalmente Rosalía accede, y este periplo por rutas y pueblos argentinos le deparará experiencias y sensaciones hasta el momento desconocidas.
Sostenida por la aceitada química entre Biff y Amaral, la película maneja el tono intimista de otras road movies con viajes transformadores (por su recorrido, Las acacias, de Pablo Giorgelli, es el ejemplo más cercano), aunque, conciente de su carácter "coproductivo", no se priva de guiños al turismo (hay una visita a las Cataratas del Iguazú con imponentes planos), ni de observaciones didacticas (la similar fonética entre algunas palabras argentinas y brasileñas). Pese a que por momentos resulte un tanto recargada, Por la ventana describe honestamente las vicisitudes y dudas de quienes se aproximan a la tercera edad.
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