Por Hernán Cortés
Después de nosotros plantea una situación por la que pasa más de una pareja a las puertas de una separación: ¿qué hacer cuando el hogar es más de uno que de otro? ¿Quién debe irse? Es el caso de María (Bérénice Bejo) y Boris (Cédric Kahn), un matrimonio de quince años que está en el ocaso de su relación. La familia de ella -de buena posición económica- compró la casa donde viven, pero él se encargó de la mano de obra. En los papeles la dueña es Maria, aunque Boris no está en condiciones solventes como para dejar la propiedad.
La película de Joachim Lafosse -que pasó por el último festival de Cannes- refleja esa convivencia forzada, con las hijas mellizas de la pareja como involuntarios testigos de la tensión reinante. María hace sentir a Boris como un intruso, pero éste no está dispuesto a resignar su espacio de confort (además de asegurarse techo y comida...¡hasta se hace lavar la ropa!). Para colmo, la suegra de Boris está de su parte.
Las extensas escenas (hay una reunión amigos que resulta de las mejores momentos del film) y la esgrima verbal entre María y Boris hacen que la propuesta tenga una impronta teatral -lo cual no es una crítica en absoluto-, aunque los recursos cinematográficos (elegantes planos secuencias, sugestivos fuera de campo) también se hacen valer. Se trata de un tema tratado en inmumerables ocasiones (la desintegración de una pareja), pero la película de Lafosse, además de destacarse por su singular punto de vista, brilla por su honestidad y solidez.
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