Por Hernán Cortés
Tras el comentado episodio que le atribuyeron a Benjamín Vicuña y Eugenia "China" Suárez durante el rodaje -y que captó la atención del periodismo farandulero-, finalmente se estrena El hilo rojo, la película que la reciente pareja protagoniza y en la que, pese al revuelo previo generado, poco hay de cine. El film de Daniela Goggi -que ya había dirigido a Suárez en Abzurdah (2015)- plantea una historia de segundas oportunidades donde los actores quedan aferrados a un guión sin demasiados matices.
Manuel (Vicuña) y Abril (Suárez) coinciden en el aeropuerto de Ezeiza, próximos a partir rumbo a España. Él es enólogo y va a participar de un certamen de vinos. Ella, por su parte, es azafata. Un acercamiento en la trastienda del avión los deja flechados y acuerdan para encontrarse en Barajas, pero las cosas no salen como lo esperaban: un extraño operativo en Migraciones (que no se explica bien) los separa, sin haber intercambiado nombres ni contactos.
Siete años después, Manuel y Abril vuelven a verse las caras en un paradisíaco hotel de Cartagena de Indias, dónde él viaja por negocios y ella está allí por una escala en un vuelo. La situación es otra, ya que ambos tienen pareja e hijos, pero la pasión tras ese primer encuentro aún sigue en pie.
A partir de allí, la película se adentra en los terrenos del amor prohibido (categoría ABC1, eso sí) que el cine ya mostró en innumerables ocasiones, y su forzado título parece puesto sólo para otorgarle una mística que no tiene. Quedan como saldo a favor las magníficas imágenes de la Ciudad Amurallada colombiana y los esfuerzos de Vicuña y Suárez para sacar adelante una historia que apenas quedará como anécdota para la prensa del corazón.
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