Conviene aclarar de entrada que no es un emprendimiento
fácil el que se propuso Walter Tejblum para su documentalMalka. Casi de casualidad, investigando el pasado
de su familia, el director se topó con la existencia de la Zwi-Migdal, una
organización formada por judíos polacos que traían engañadas a mujeres judías
de Polonia y del resto de Europa para prostituirlas en Buenos Aires entre 1900
y 1930. Es decir, judíos explotando a mujeres de su propia religión. Dentro de
esa red, emerge la figura de Malka Abraham, una chica de veinte años que
pudo escaparse y establecerse en Tucumán durante la década del 30, donde siguió
prostituyéndose para sobrevivir.
A Tejblum le interesó en
particular la historia de esa chica, una especie de eslabón perdido del que
prácticamente no hay registros más allá de los mitos a su alrededor dentro de
la colectividad. La información de la que se vale para desentramar la madeja
son apenas unos escasos documentos que acreditan el paso de Malka por Tucumán y
-fundamentalmente- el testimonio de quienes escucharon hablar de ella, más
sujetos a la leyenda que al conocimiento certero. No parece ser suficiente,
pero así y todo Tejblum está dispuesto a tirar del hilo todo lo que pueda.
Es allí donde se produce el
cruce de versiones de las que el espectador es testigo al mismo tiempo que el
director. Para algunos, Malka no era solo una prostituta díscola sino una
poderosa madama que regenteaba su propio establecimiento. Para otros, había
amasado una enorme fortuna que donó a la Kehila tucumana y a una prestigiosa
escuela. Alguien mencionará que se trataba de dinero mal habido y que no había
que considerarla una benefactora, pero otro afirmará que por poco era una santa
y concedía milagros. Tampoco están claros los motivos por los que en 1957 fue
asesinada.
El director trabaja con rigor periodístico: averigua in
situ (viaja a Tucumán), indaga, sopesa datos, interroga con precisión. Sin
embargo, el problema principal de Malka (que
podría haber sido una buena materia prima para un informe televisivo) es su
puesta. Al tratarse de un documental compuesto -ya que los archivos son
casi nulos- en su mayoría por cabezas parlantes, el espectador debería tener
una referencia de quiénes son los entrevistados (se presume que son
historiadores, rabinos y referentes de la colectividad, pero es insólito que no
figure ni un zócalo aclaratorio). Por otro lado, la la edición algunos
testimonios -redundantes sobre un mismo tema en algunos casos, inconexos entre
sí en otros- puede hacer decaer el interés en la historia.
De
todas maneras, es un mérito que Tejblum -originalmente productor- eche luz
sobre un caso que, si bien data de casi un siglo atrás y no se llegue a una
conclusión definitiva sobre quién fue Malka en realidad, merece ser descubierto
en épocas donde la trata de blancas -lamentablemente- sigue estando a la orden
del día.
Malka se
estrena hoy en las siguientes salas:
Cine Gaumont, BAMA y Artecinema Constitución
Esta semana también en el interior del país:
ESPACIO INCAA UPCN – Sarmiento 471 sur – San Juan (18/9)
ESPACIO INCAA Cine Teatro Arteón – Sarmiento 778 – Rosario – Santa
Fe (18/9)
ESPACIO INCAA TRELEW – 9 de Julio 655 – Trelew – Chubut (19/9)
ESPACIO INCAA TRELEW – 9 de Julio 655 – Trelew – Chubut (20/9)
ESPACIO INCAA UPCN – Sarmiento 471 sur – San Juan (20/9)
ESPACIO INCAA TRELEW – 9 de Julio 655 – Trelew – Chubut (21/9)
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