Desde Lima
Si en Argentina un día nublado suele ser visto como una
buena excusa para ir al cine, en Lima ese criterio debería ser aplicado durante
casi todo el año. Es que aquí, aunque prácticamente no llueva, el sol aparece
poco y nada. No es la excepción esta semana de agosto, cuando la capital
peruana celebra la decimoctava edición de su festival de cine: el cielo está
gris plomizo y se ve mucho público, no solo en el Centro Cultural de la
Universidad Católica local (la sede principal) sino también en las salas
Cineplanet repartidas en la ciudad. Y eso que van apenas dos días.
En el elegante edificio de la
Católica, ubicado en el no menos coqueto distrito de San Isidro (sí, aquí
también este santo es sinónimo de opulencia) se viene cocinando los mejor del
festival. Ayer se proyectaron dos películas pertenecientes a la Competencia
Oficial de Ficción: Matar a un hombre, del chileno Alejandro Fernández
Almendras, y Climas, de la peruana Enrica Pérez, ambas con
buenas chances de ser premiadas.
Con un título más que
elocuente, el film de Almendras transita un camino conocido en el cine: el de
la persona común y corriente que un determinado suceso -desgraciado, en este
caso- lo pone frente a circunstancias extraordinarias. Jorge, un taciturno
guardabosques en un pueblo del sur chileno, es asaltado cerca de la casa de su
ex mujer. Kalule, un conocido delincuente del barrio, y su grupo no solo le
roban sino que también lo humillan. Puesto al tanto, su hijo sale a increpar al
ladrón, pero éste, además de herirlo de bala, se dispara así mismo
para infligir lesiones. Sin embargo, esto no le exime de cumplir una condena
por un año y medio. Cuando Kalule sale en libertad, la vida de Jorge y su
familia se convierte en una pesadilla: amenazas, burocracias legislativas,
pasividad policial y hasta fricciones entre los ex esposos son las
consecuencias de un suceso que, si bien pudo quedar en el olvido, parecerá
acompañarlos el resto de sus días. Hasta que Jorge tome un determinación.
Basada en hechos reales, Matar a un hombre pone al descubierto, además de las
grietas en la justicia chilena, la psicología de un hombre que se ve obligado a
proceder, aún contra su propia voluntad. Almendras maneja con pericia esa
transformación, evitando los cómodos chichés del justiciero por mano propia y
con un final que causará sorpresa.
Mientras tanto, la debutante
Pérez refleja en Climas las distintas realidades de tres
mujeres en el Perú de hoy. Por un lado, Eva, habitante de una región selvática
que recibe la visita de un tío que no ve desde que era niña y ahora lo
encuentra a las puertas de la adolescencia, con el despertar sexual que eso
implica. También está Victoria, cuya casa en un exclusivo balneario limeño y
una desahogada posición económica no impiden una incipiente depresión. Y por
último, Zoraida, una anciana campesina quechua que se ve obligada a cobijar a
su descarriado hijo.
Si bien se trata de historias
independientes (no es una película coral), las tres tienen en común secretos,
miedos, silencios y mentiras, además de cómo el clima (la húmeda selva, la
gris Lima, la árida montaña) pueden afectar el carácter de estas mujeres en
principio antagónicas. Siempre sugiriendo más que mostrando, Pérez sabe
mantener la tensión en cada uno de los relatos, aunque en el primero y en el tercero
la resolución se hace un poco evidente. Es en el de Victoria, en cambio, donde
el giro es más impactante. Climas es
un promisoria ópera prima que genera ganas de conocer más el cine peruano
actual.
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