lunes, 14 de julio de 2014

¿Qué nuevo enfoque se le puede dar a una cuestión que tan inspiradora de películas, libros y hasta tesis universitarias como la Guerra de Malvinas? La forma exacta de las islas, segunda película de Daniel Casabé y Edgardo Dieleke, lo intenta ya desde sus títulos iniciales: ”Esta no es una película sobre la guerra”, se advierte. Patrón al menos ambicioso, si se tiene en cuenta que es prácticamente imposible disociar a las islas con la inútil gesta de 1982.  Pero lo que le permite tomar distancia al film de otros de otros “temáticos” como el discreto Los chicos de la guerra (1984), el discutido Iluminados por el fuego (2004) o el “particular” (por calificarlo de alguna manera) Fuckland (2000) es el espontáneo viraje de su objetivo primario.

malvinas

Justamente el cine y la literatura ya existente sobre Malvinas fueron el origen de La forma exacta de las islas. En 2006, la investigadora Julieta Vitullo viajó a aquel extremo del Atlántico Sur para terminar su tesis doctoral sobre lo que se filmó y lo que se escribió acerca del conflicto bélico. Pero un encuentro con dos ex combatientes le cambió los planes y -podría decirse- la vida. Carlos Enriori y Dacio Agretti volvían a Malvinas después de veinticinco años y tenían muchas ganas de contar lo suyo.  En lugar de estudiar obras de terceros, Julieta no tardó en darse cuenta de que valía mucho más la pena vivir -y documentar- su propia experiencia. Así, entre caminatas por Puerto Argentino y visitas a lugares de combate como el cerro Dos Hermanas, la cámara de Julieta registró imágenes y testimonios sin imaginar que serían el germen de una futura película.

La segunda parte de La forma exacta de las islas (gran título cuyo significado se develará con el correr del documental) transcurre en 2010, cuando Julieta regresa a Malvinas,  ya en compañía de Casabé y Dieleke y con el proyecto definitivamente destinado a la pantalla grande. Si en el tramo inicial se indaga sobre el pasado, aquí se trata de echar luz sobre la cotidianeidad en las islas, algo que desde Argentina se conoce muy poco. “La vida aquí no es ni mejor ni peor que en otros lados. Es diferente”, se resignará un holandés que parece ni saber por qué terminó en Malvinas. Por su parte, un periodista local reclamará la autonomía de los kelpers.

El documental va y viene sobre picos emotivos (las vivencias in situ de Carlos y Dacio, una maternidad trunca de Julieta) en detrimiento de un hilo conductor definido. Pero aunque resulte algo disparejo, es justo decir que no podría haber sido concebido de otra forma. Y los roles técnicos, con el equipo de rodaje conformado, son impecables (especialmente la fotografía, a cargo de Leonardo Hermo). Es evidente que Malvinas se volvió una cuestión personal para la realizadora, por lo que se celebra un nuevo aporte para un tema que parece -y está bien que así sea- no agotarse nunca.

La forma exacta de las islas se estrena este jueves 17 en el MALBA (jueves de julio y agosto a las 21) y en el cine Gaumont




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