miércoles, 19 de diciembre de 2018

Enamorado de mi mujer (Francia/2018). Dirección: Daniel Auteuil. Elenco: Sandrine Kiberlain, Adriana Ugarte, Gérard Depardieu, Daniel Auteuil, Brigitte Aubry. Guión: Florian Zeller (basado en la obra de teatro Amoureux de ma femme). Fotografía: Jean-François Robin. Edición: Joelle Hache. Música: Thomas Dutronc. Distribuidora: Mirada. Duración: 84 minutos. Salas: .

Por Hernán Cortés

De un tiempo a esta parte, Francia se ha transformado en una verdadera usina de aquel subgénero de la comedia que se podría llamar "cena de amigos". Esto es: una reunión en principio amable en la que, con el correr del tiempo, van aflorando las peores miserias entre los comensales.

En el caso de Enamorado de mi mujer -cuarta película del destacado comediante Daniel Auteuil, que aquí adapta una obra de teatro homónima- la cosa parte mal ya de entrada: Isabelle (Sandrine Kiberlain) acepta a regañadientes una invitación a cenar que Daniel (Auteuil), su marido, le hace a su amigo Patrick (Gérard Depardieu), quien vendrá acompañado de su nueva novia Emma (Adriana Ugarte). El resquemor se debe a que Patrick ha dejado a una amiga de Isabelle por esta joven y bonita española.



No son pocos los films con este formato que corren el riesgo de devenir en teatro filmado, pero el guión de Florian Zeller altera la línea narrativa y agrega escenas en exteriores. Es que, conforme avanza la cena, Daniel comienza a tener las más diversas fantasías con Emma, desde seducirla, vacacionar con ella (Ibiza, Barcelona y Venecia son algunas de las locaciones) y hasta separarse. La apuesta parece ser disfumar los límites entre imaginación y realidad, aunque los resultados son más confusos que convincentes.

En los dos niveles en los que navega -la cena y las presuntas ensoñaciones-, la película apela a los gags efectivos, recurso que Auitiel maneja con oficio aunque acompañado por un elenco que apenas cumple (Depardieu luce un tanto desdibujado). Así, la propuesta no se aparta de una ramplona reflexión sobre la crisis de la mediana edad, la rutina matrimonial y los deseos reprimidos. "Esto es todo, ¿qué más esperaban?", dice uno de los personajes en la coda del film, y no queda otra que creerle.


            

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