Tras un elogiada ópera prima (Ciencias naturales, de 2015, que obtuvo premios en los festivales de Berlín, San Sebastián y Guadalajara) el cordobés Matías Lucchesi vuelve a focalizarse en aquellos vínculos que no une el amor sino la soledad.
La primera escena de El Pampero -un padre ignorando los mensajes que le deja su hijo en el contestador- da una pista del registro que mantendrá Julio Chávez durante toda la película, que por otra parte es el que habitualmente exhibe el actor cada vez que lo vemos en pantalla grande: alguien parco, adusto, con un evidente malestar interno. Aquí interpreta a Fernando, un hombre en esas condiciones y, por lo que se adivina, con una grave enfermedad a cuestas, quien para palear su angustia busca refugio navegando en el río Paraná con su velero.
En lo que se suponía un paseo más, Fernando descubre a Carla (Pilar Gamboa) escondida en un compartimento, al parecer escapando de algo que la compromete. Ella le pide que la cruce a Uruguay, a lo que Fernando, tras algunas reticencias, terminará aceptando. Pero lo que amaga ser una road movie iniciática al estilo del debut de Lucchesi virará hacia una zona más sórdida a medida que ambos protagonistas internen en los brazos del Delta, donde entrará en escena un oscuro oficial de prefectura.
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