Por Hernán Cortés
De la noche a la mañana, Mathieu Vasseur (Pierre Niney) se convierte en la gran promesa de la literatura francesa. Tras un nuevo rechazo editorial, este veinteañero aspirante a escritor encuentra un manuscrito abandonado en una casa (trabaja en una empresa de mudanzas), propiedad de un ex combatiente argelino que acaba de fallecer y que no tuvo descendencia. El texto -un crudo relato de la colonización francesa en esa región- al parecer es genial y Mahtieu, claro, no duda en hacerlo suyo. El libro resulta un best seller, por lo que la vida del "autor" cobrará prestigio, fama, dinero y una novia bonita e inteligente. Pero tras el reconocimiento, el público y -sobre todo- los editores esperan un segundo paso igual de exitoso.
Con esa premisa, Yann Gozlan construye un thriller que se centra en el doble conflicto que debe afrontar el protagonista: por un lado, ocultar el fraude, y por otro, escribir una novela a la altura de la anterior. La estadía de Mahtieu en la casa de campo de su novia se volverá una pesadilla, ya que habrá quienes amenazan con develar su secreto (un intrigante pariente de su novia, un vaterano amigo del verdadero autor de la novela), al mismo tiempo que sufrirá presiones y agobio financiero por parte de su editorial. A partir de allí, el falso escritor se verá envuelto en un espiral de engaños para sostener la mentira.
El hombre perfecto maneja los clásicos resortes del giallo, concentándose en el perfil psicopático del personaje y su escalada de violencia. Pese a que algunas vueltas de tuerca no resultan del todo verosímiles y las actuaciones apenas cumplan con lo justo, el film tiene un ritmo sostenido que se sigue con interés. El entretenimiento está asegurado, pero no pidan mucho más que eso.
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