lunes, 23 de mayo de 2016

Algunas chicas (Argentina/2013)Dirección: Santiago Palavecino. Elenco: Cecilia Rainiero, Agustina López, Agustina Muñoz, Ailín Salas, Agustina Liendo, Alan Pauls, Germán de Silva, Juan Barberini. Guión: Santiago Palavecino. Fotografía: Fernando Lockett. Edición: Delfina Castagnino, Andrés Pepe Estrada. Sonido: Federico Squerro, Santiago Fumagalli. Distribuidora: Cine Tren. Duración: 104 minutos. Salas: Hoyts Abasto, Atlas Patio Bullrich, BAMA Cine Arte, Showcase Norte, Showcase Cordoba.

Por Hernán Cortés

Luego de su paso por la Competencia Internacional del Bafici en 2014 arriba a las salas la demorada Algunas chicas, tercera película de Santiago Palavecino, en la que el director nacido en Chacabuco revisita escenarios y búsquedas -a las que les agrega parte del elenco y equipo técnico- de su film anterior, La vida nueva (2011).


En esta oportunidad sin los aportes de Santiago Mitre y Alejandro Fadel en guión y con la novela Entre mujeres solas, de Césare Pavese, como referente, Palavecino traza un relato en el que nuevamente sitúa la acción en un pueblo del interior, donde el tedio, el hastío, las perversiones y las pulsiones suicidas están a la orden del día.

Celina (Cecilia Rainiero), una cirujana en crisis de pareja, llega a la estancia que su amiga Delfina (Agustina Liendo) comparte con su esposo Sergio (Alan Pauls). Más que un periodo de descanso, lo de Celina parece una fuga hacia adelante, aunque quizás el verdadero motivo de su visita sea colaborar con Delfina para contener a Paula (Agustina López), hija de Sergio y con comprobadas tendencias autodestructivas. Esta atmósfera enrarecida se potenciará con la entrada en escena de María (Agustina Muñoz), una aburrida viuda de buena posición económica, y Nené, una enigmática joven con facultades de vidente, ambas amigas de Paula.

Como el título lo indica, la trama gira alrededor de estas cinco mujeres (aunque Delfina quedará corrida de eje), a las cuales nunca terminaremos de conocer del todo. El punto de vista está a cargo de Celina, quien poco a poco queda sumida a este improvisado grupo que asiste a fiestas, incursiona en los excesos (tóxicos y sexuales), practica tiro y nada en la pileta del dealer de la zona (Germán de Silva). Pero por sobre todas las cosas dominará un clima de alienación general.

Palavecino utiliza elementos oníricos, que en la mayoría de los casos resultan meros patchworks visuales y aportan confusión a la linea narrativa. Hay, sí, una aura inquietante y el film por momentos logra perturbar, pero los reparos mencionados y algunas carencias en las interpretaciones hacen de Algunas chicas un cúmulo de interesantes ideas que no logran una concreción adecuada.


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